Por Irene Ruiz, responsable de eventos empresariales en Antonmedia.
En la organización de un evento empresarial, como ocurre con una compleja coreografía, cuando se sale al escenario solo hay una oportunidad de lograr el éxito y triunfar. Solo tenemos ese momento para cautivar a nuestro público.
Para conseguirlo nada puede quedar al azar, todo debe estar medido al milímetro y esto solo se puede conseguir si antes ha habido un intenso entrenamiento y mucha preparación. Y es que un evento es el momento en el que la empresa se humaniza y acorta distancia con sus clientes para hacerle vivir una experiencia que permanecerá en el recuerdo de ambos, afianzando su relación.
Teniendo en cuenta esto y la repercusión mediática que suelen tener este tiempo de acciones, podemos hacernos una idea de lo importante que es lograr la excelencia y sobre todo lo fundamental que resulta el trabajo y la coordinación previa. Todo debe comenzar con un idea, un concepto acorde a los valores empresariales de la corporación que, gracias a la originalidad, logre llamar la atención y nos ayude a alcanzar los objetivos de la compañía.
Una vez decidida la creatividad que dará sentido a nuestro evento, llega el momento de poner en marcha la fase de gestión y planificación de todos los elementos: los imprescindibles, los necesarios, los posibles e incluso aquellos que en un principio puedan parecer innecesarios, pero que nos pueden “salvar” de un imprevisto.
Con todo planificado, el siguiente paso es la ejecución para la cual es imprescindible contar con un equipo de profesionales expertos en la materia que cuiden al máximo cada detalle y que conozcan a la perfección sus funciones.
Con todo preparado, los pasos bien aprendidos y mucho entrenamiento, ya puede empezar el baile, con el que seguro lograremos emocionar a nuestros clientes.
No te pierdas en este vídeo uno de nuestro “bailes”: